martes, 28 de abril de 2009

Color*

Tuyos! respondí, cuando preguntaste por el color de mis ojos. Visión filográfica de palabras que olvido al dormir. Como cuando corro la tinta del lápiz con la mano izquierda. El día es un concepto misterioso, lleno de detalles. ideas que fundamentan la máxima. Colores que responden a sentimientos con degradé de ánimo. Pinceles de raciocinio que se hunden en charcos multicolores de acción, embetunando los pelos para absorverse en la tela, formando un cuadro post moderno. Los tinte grisáceos quedan en los bolsillos de media caña. El mañana y la maña nos mezclan y alternan los artículos definidos. Congregando ojeras rojas de narcisistas aludidos -suspicázmente- por mentes que salpican las especias con el rocío del alba. Con semillas en el ropaje y el resto en mis dedos, abordo la colina donde encontraré mi huerto, que será el universo de eso que plantaré. Cosecharé y condimentaré oratorias como pasos en el camino. Las pisadas se hunden en el bosque, marcando pasos de robles, pinos, raulíes. Erguido cual media araña, o de espalda quieta contra el tronco de un árbol que me guía y enreda como humo hasta su copa. Acá arriba, el tono de mis ojos es del color que reflejan. Son el reflejo de lo que ven. Así es el color de mis ojos: tuyos, de la naturaleza.

sábado, 18 de abril de 2009

Me acerco...

Como esas hojas de la flor que intercalé con las páginas de tu libro. En ese, donde nos describe de la mano,vararon los pétalos de la flor que daba vuelta, quedaba frente al mar. Bueno, en ese capítulo se posaron. Entre las melodías de la canción madrugadora, tendí la hamaca que nos mece a la siguiente luna. Tú con una, justo a la una. La mañana oscura vuelve hoy día en la tarde, al mediodía. Te encuentro prendida a mi mano, tal vez por la canción. Le bajo el volumen a todo, incluso al silencio. Shh! Sí, ahora sí. Cuerdas y vientos. Esta noche corre el agua. La vida es magia. Se olvida de día, pero a veces se sueña. Queda mucha todavía. Dejo esto hasta aquí, Me voy, a vivir un poco de lo que dejé huir.

Peras y Manzanas

Me pierdo... Ahora voy a buscarme. Quizá más hacia afuera o más hacia adentro. Corriendo más velos, para conocer mi totalidad. Experimentando ansias, deseos de libertad, que antes comparaba con volar. Dibujar con las manos, actuar. Desatinos controlados... a explicar. Más letras, mas letras solamente. Al fin y al cabo. Sacian en mí, mas creo que solo a mí. Alterno eso que olvido. Porque la re-búsqueda re-sultal re-tráctil.

viernes, 17 de abril de 2009

De spacio

En una vida de burbuja, busco oxígeno en la música o todo lo que tome un momento, me respire y me suelte. Reviente de golpe. Interpretan los sueños y otra sonrisa me eleva. Tu suspiro me desvía. Estoy bajo mi propio arresto. Ya no me preparo... Muchos lo dijeron. El estado mismo de introspección. Creo que ya grito tan claro. Que siento que quiero. Sueño que anhelo, no lo recuerdo. Baja por mis brazos. Y aquí estás. Chorreando y convenciendo. Ya no ocupo ni el sufrir ni el dolor. Solo, descanso en mi burbuja. Ignorando comprensión, Ignorando súbitamente lo que aquí sucede. Sólo queda el espacio para el cobijo mutuo, de esa palabra que ya no conozco ni repito, ya no. Me quedo en el delirio, mirando un árbol infinito, de copa ya alcanzable y mirada perdida. Se sitúa en fotografías, capítulos y en escenas. La dirección exacta de momentos. personajes de última hora. En andenes a la hora, con melodías concretas. Y su fragancia acalorando el ambiente tenso. Enfriando este respiro, mi respiro. Soplo y sigo. Me apoyo en lo que aún queda, en los que todavía me sostienen, mientras los salgo a buscar, pero en mi burbuja. Repaso mis pasos, despacio. Corro y recorro, despacio. En los años que no he parado, durante este romanticismo efervescente, que baja y se estaciona. Sube y flota. Incluso a veces, me presiona. En fin, siempre hay palabras. En relaciones que se desgastan, se forman, se hacen, se transforman y no se transan.

"Soy la burbuja que te refleja, y que destruirás con sólo un parpadeo" (Julio Cortázar)

jueves, 16 de abril de 2009

Periplo

Minutos y horas entre esas ansias de volver a ese mundo que, a veces, se me hace tan distante. Cuando mis pies tocan con el frío de la realidad cortopunzante, y me apresto a realizar las acciones que me auto-impongo tan a menudo, tratando de despistarlas, y el miedo a enfrentarme a lo que rehuyo aunque esté en pos de trabajarlas. Es la praxis del vano intento de dejar al cuerpo descansando y desplegar tu aliento en el mio, despojándome de lo que me hace monopolizar la razón y concesionar mis sentimientos, sin dejar que la idea original se salga de esta maquinita no tecnócrata de vida útil no establecida.
Qué tal si no estás? Estaría con el relajo de almohada y la timidez aparente? Sería como muchos de ceño fruncido y espíritu incierto, Como los que se disponen a establecer y categorizar todo lo que conocen, o están en proceso de. Maquinitas autómatas con fecha de inauguración no respetada.

Peace*

Que lo salvaje se garabatee en el aire, con dedos de manos bailando. Comienza un viaje que me sumerge -fuera de la materia- hacia adentro, buscando ese paisaje, quizá la montaña o el tupido valle. Entonces el tipo, en vacío, soltando carcajadas, jadas. Párpados en serie de bosques, piedras, arboledas. Y el globo que respira. Se enciende lo que tenemos a la deriva por el cuerpo. Los graves en el pecho. Y mil situaciones pasan en una pausa, lapso suficiente para huir de la gente, necesario-recurrente.
Viaje, házte cargo, toma locura y bondad, sáciate y vomita. La brecha se desequilibra y se condensa la buena, esa que falta alrededor. Salto en un pie. Lo inserto en lo común. Y ya no me arranco con las conservas. Aprendo del origen. Mi cuerpo -o éste cuerpo- lo sabe.
Se demora en llegar lo próximo a lo siguiente, y los bajos citados, blancos de aclaraciones conceptuales. La pureza no es abarcada a cabalidad por el lenguaje limitador de evoluciones, entorpecedor de acuerdos, carcelero de posibilidades, pandemia onírica, que los verdugos de valores responden a la necesidad de poder expandirse y albergar, incluso, a los que están en contra del poder: dándole menos poder. Y a los que no creen: dándole no poder. Todo esto rebatible desde la sanación y liberación de esa pandemia. Vamos, calcemos esas huellas enterradas en el polvo grueso de la involución espiritual, de la atrofiación de las conciencias.

martes, 14 de abril de 2009

Pedazo de otoño propio

Cual hojas en otoño estas letras caen y se estacionan en este papel. El sonido de pisarlas no es el mismo... Verdad a medias, media noche que pasa a medias... Soporto las eses, coloco un punto sobre ellas. Pausa. A veces pienso en el pensamiento, quiero retratarlo todo, toma velocidad y se me escapa a kilómetros de sueños. Encuentra el recoveco, se quedan ahí. Mientras más grande es, más escapa. Cabalgo de prisa montado en el vaivén de la inconsciencia. Adhiero trazos vacilantes y veo como corre delante. El destello me frena, me toma por sorpresa. ¿Por quién crees que me tomas? Tomás? No, por sorpresa.

Bolsillos rotos

Y qué mal hará si saco un par de letras de mis bolsillos y las tiendo por aquí para que tomen color y se sequen adornando la estación? Estación que avanza en los cuadrados de los calendarios, pero que se disocia en la piel cada tarde...
En fin, ejercicio que trabaja la amalgama, conceptualizando ideas, mas las mismas ideas no se explayan por estas aguas, sólo lo hacen las descripciones de las consecuencias intelectuales que las ideas forjan.
La vida y su aprendizaje se hacen sentir, sueltan los soportes y sale a relucir su real peso -hasta ahora y de esta forma- el cual aparece en estos días de contaminación y calor que no permite verlo, sentirlo con la nitidez necesaria.
Escritura en el despegue, planeo tranquilo. Cuando de repente, emprendo el verdadero vuelo.

Como el musgo

Y rayé todo lo que quise, tracé líneas, dibujé caracteres, uní letras y formé palabras. Plasmé lo que hacía mientras lo hacía...Escuchaba, pensaba y seguía violando la calma, vertiendo todo un mar de locura y bondad. Reflexiones como el musgo, cubriendo lentamente los rincones ignorados...
Llegué, escribí y volé.


"-Pues si tú subes, yo iré contigo" (Jack Kerouac)

Pestañeo

lícula. No era raro ver que se paseaba de vez en cuando entre el asombro y la pereza, o que solía comer curiosamente -dependiendo de la curiosidad-, no por la forma de asir el cubierto ni por el modo de masticar o digerir los alimentos, sino que lo que llamaba la atención era la manera en que seleccionaba lo próximo que iba ser atacado por el tenedor -porque sólo ocupaba cuchara en los porotos, y ahí si que era fácil seleccionar- y digerido posteriormente. Resulta que su criterio era un tanto estricto en cuanto a lo que comenzaba a comer y lo que seguía. Así, empezaba por lo de mayor cantidad en el plato, lo que resultaba sumamente fácil en algunos menús, se complicaba cuando parecía a simple vista que dos componentes se presentaban en igual cantidad. En eso casos buscaba respuesta en el alfabeto y comenzaba por el alimento cuya primera letra se encontrara más próxima en el abecedario. Por el contrario a lo que se pudiera pensar, era sólo la primera letra de dichos ingredientes. Ya que, si convivían en el plato dos alimentos que empezaran con el mismo vocablo, la siguiente categorización era con la última letra, y así iba intercalando el inicio con el final. Así cubría la mayoría de las comidas, con esa peculiar clasificación y jerarquía, que por más arbitraria o singular que pareciera, seguía estrictamente, ya que si no era tal "podía alterar el orden de lo conocido" según sus propias palabras o pensamientos. Aun a sabiendas que en estricto rigor, no era así. Pero esto le daba una inusitada paz interior con la cual podía desarrollarse con mayor calma en las situaciones en que no podía actuar deliberadamente. Y así era que...

Rodillas mudas

Planteando la loquería como agente recurrente y asuntos de sabiduría trae la habladuría insustentable y demagogia experta en lo errado de las descripciones pertinentes. Y la locura, ahora como sujeto y sustantivo, que samarrea y anula a la cordura. Plasma lo que se dice para sí en momentos de reflexión sin criterio, necesidad o tema específico. Si con lo conocido se puede cocinar uno que otro pastel incongruente con la dicotomía planteada, que se pierde en el hundimiento del caso aunando lo suelto, lo que corre a la deriva. El légano confunde y se intenta hacerlo perdurar en la riada y en la sequía del pensamiento. Pero lo momentáneo sacia cualquier ansia de sueño o deseos que con ahínco se intenta insertar cada escena carente de conectores o fundamentos en la cinta que se roda a elenco completo. Arritmia bucal al amanecer cuadrado sonrojando imperterritamente lo correcto.