martes, 14 de abril de 2009

Pestañeo

lícula. No era raro ver que se paseaba de vez en cuando entre el asombro y la pereza, o que solía comer curiosamente -dependiendo de la curiosidad-, no por la forma de asir el cubierto ni por el modo de masticar o digerir los alimentos, sino que lo que llamaba la atención era la manera en que seleccionaba lo próximo que iba ser atacado por el tenedor -porque sólo ocupaba cuchara en los porotos, y ahí si que era fácil seleccionar- y digerido posteriormente. Resulta que su criterio era un tanto estricto en cuanto a lo que comenzaba a comer y lo que seguía. Así, empezaba por lo de mayor cantidad en el plato, lo que resultaba sumamente fácil en algunos menús, se complicaba cuando parecía a simple vista que dos componentes se presentaban en igual cantidad. En eso casos buscaba respuesta en el alfabeto y comenzaba por el alimento cuya primera letra se encontrara más próxima en el abecedario. Por el contrario a lo que se pudiera pensar, era sólo la primera letra de dichos ingredientes. Ya que, si convivían en el plato dos alimentos que empezaran con el mismo vocablo, la siguiente categorización era con la última letra, y así iba intercalando el inicio con el final. Así cubría la mayoría de las comidas, con esa peculiar clasificación y jerarquía, que por más arbitraria o singular que pareciera, seguía estrictamente, ya que si no era tal "podía alterar el orden de lo conocido" según sus propias palabras o pensamientos. Aun a sabiendas que en estricto rigor, no era así. Pero esto le daba una inusitada paz interior con la cual podía desarrollarse con mayor calma en las situaciones en que no podía actuar deliberadamente. Y así era que...

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